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Sección I – Capítulo 6 | AUTOINMUNIDAD







               DEFINICIÓN Y MECANISMOS DE AUTOINMUNIDAD


               El término autoinmunidad define al mecanismo de fracaso de tolerancia frente a lo propio,
               tanto por parte de linfocitos T como linfocitos B. Estos fallos llevan a un desequilibrio en la
               activación linfocitaria y fallo en sus mecanismos de control. Los antígenos que se reconocen
               se llaman autoantígenos y los anticuerpos generados son autoanticuerpos.

               En los inicios del estudio de la Inmunología, no se concebía el que nuestro sistema inmune
               fuese capaz de reconocer y destruir células o tejido propio. Sin embargo, esta posibilidad está
               totalmente  aceptada  desde  aproximadamente  1960.  Actualmente  se  conocen  unas  80
               enfermedades autoinmunes diferentes que varían en incidencia y fenotipo.

               La pérdida de  tolerancia  central  (en  órganos linfoides primarios) o  periférica  (en órganos
               linfoides secundarios) supone un primer paso para el posible desarrollo de enfermedades
               autoinmunes. Una deleción imperfecta de clones celulares autorreactivos en órganos linfoides
               primarios implica la salida de estas células a periferia en un estado inactivo, con la posibilidad
               de reactivarse y desencadenar una respuesta dirigida  frente a estructuras propias, con la
               consecuente variedad de manifestaciones clínicas.


               Otros  defectos  en  células  inmunitarias,  como  en  linfocitos  T  reguladores  (T  reg),  son
               determinantes para el desencadenamiento de enfermedades autoinmunes. Estos linfocitos T
               reg tienen un papel fundamental en la inducción de tolerancia periférica. Alteraciones en su
               número o función son desencadenantes de enfermedades autoinmunes, como ocurre en la
               enfermedad llamada síndrome de Inmunodeficiencia, Poliendocrinopatía, Enteropatía, ligado
               al X (IPEX), causado por una mutación en el gen Foxp3, gen requerido para el desarrollo de
               estos linfocitos reguladores.

               Alteraciones en moléculas  como  citocinas  o el  sistema del  complemento  también  se  han
               descrito en la enfermedad autoinmune. Una sobreexpresión de IL-12 induce la diferenciación
               de  linfocitos  Th  a  Th17,  con  producción  de  IL-17  e  IL-6.  Estas  citocinas  se  han  visto
               incrementadas  en  lesiones  inflamatorias  de  pacientes  con  esclerosis  múltiple  o  artritis
               reumatoide. En cuanto al sistema del complemento, déficits en ciertos componentes como
               C3b, reducen el aclaramiento de inmunocomplejos y estos persisten en circulación pudiendo
               acumularse  en  articulaciones  y  generando  una  repuesta  de  autoinmunidad  en  forma  de
               hipersensibilidad de tipo III.

               Pero hay más  factores  que  determinan  el  desarrollo  de una  enfermedad autoinmune.  En
               primer  lugar,  hay  factores  genéticos  en  individuos  genéticamente  predispuestos  que  les
               hacen susceptibles a desencadenar una respuesta autoinmune, con una generación de un
               repertorio de clones autorreactivos. Sin embargo, esta condición no es suficiente y tiene que
               darse otra circunstancia adicional para que se manifieste la autoinmunidad: en muchas de
               estas enfermedades la entrada de un patógeno, la exposición a un fármaco, droga o toxina,





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