Page 79 - ALERGIAS BÁSICAS
P. 79

tanto a la elevación de los niveles de glucosa en sangre. En la esclerosis múltiple se produce
               un  infiltrado de  células  que  reconocen  como extrañas distintas  proteínas  presentes  en  la
               mielina. Como consecuencia se produce una reacción inflamatoria en el sistema nervioso
               central que afecta a la movilidad y sistema sensorial de los pacientes.





               TERAPIA EN AUTOINMUNIDAD


               Muchas de las terapias en autoinmunidad hasta el momento han sido muy inespecíficas de
               enfermedad y con efectos secundarios importantes.


               Las terapias convencionales se basan en el tratamiento con fármacos anti-inflamatorios,
               inmunosupresores  o  plasmaféresis.  Entre  los  fármacos  anti-inflamatorios  más  empleados
               como aspirina o ibuprofeno, se ha visto que pueden ser de ayuda para mitigar el dolor en
               pacientes con artritis reumatoide y espondilitis anquilosante, o que los corticosteroides, que
               bloquean la transcripción de citocinas proinflamatorias como TNF e IL-1, también funcionan
               como paliativos en ciertas autoinmunidades. En cuanto a los inmunosupresores que inhiben
               la  proliferación  de  linfocitos,  como  ciclosporina  A,  se  administran  en  artritis  reumatoide,
               miastenia  gravis,  pénfigo  vulgar,  síndrome  de  Sjödren  o  síndrome  de  Goodpasture.  El
               problema  de  estos  fármacos  es  la  inespecificidad  de  su  diana:  al  inhibir  proliferación
               linfocitaria,  esta afecta a  células  viables  y  se  inicia  un periodo  de desprotección  frente  a
               infecciones  oportunistas.  La  plasmaféresis  consiste  en  la  eliminación  de  anticuerpos  del
               plasma del paciente y retorno de dicho plasma a circulación de nuevo. Consigue un beneficio
               mayor en algunas enfermedades y más modesto en otras, pero es una técnica de elección
               en tratamiento de autoinmunidad.


               Otra de las posibilidades terapeúticas en enfermedades autoinmunes es la inmunoterapia.

               La inmunoterapia está dirigida al bloqueo de la función autoinmune tanto del sistema inmune
               innato  como  del  adaptativo.  Una  de  las  dianas  de  tratamiento  son  las  citocinas.  Se  han
               desarrollado fármacos que bloquean el efecto del TNF o su receptor, TNFR, u otras citocinas
               que participan en inflamación como IL-1, IL-6 o IL-15 y cuyo efecto mejora la calidad de vida
               en artritis reumatoide y en esclerosis múltiple.


               La administración de citocinas anti-inflamatorias como IL-10 o TGF-β ha supuesto una mejora
               en el porcentaje de recaídas y brotes autoinmunes en algunas enfermedades, disminuyen la
               producción  de  citocinas proinflamatorias  por  parte  de  células  presentadoras de  antígeno,
               aunque  se  ha  reportado  cierta  toxicidad  como  efecto  secundario  de  manera  general  en
               distintos grupos de pacientes.

               Por  otro  lado,  tanto  linfocitos  T  como  B  autorreactivos  se  han  intentado  controlar  en  la
               respuesta autoinmune, con estrategias como la administración de anticuerpos dirigidos frente
               a CD52, molécula presente en la mayoría de linfocitos, o anti-LFA-1 y anti-VLA-4 dirigidos
               frente a moléculas de adhesión linfocitaria. El problema de estos fármacos es, en el primer
               caso la inespecificidad en la eliminación, ya que afecta tanto a los clones autorreactivos como
               a los que tienen función fisiológica normal. Con respecto a los dirigidos frente a moléculas de






                                                                                                       75
   74   75   76   77   78   79   80   81   82   83   84