Page 78 - ALERGIAS BÁSICAS
P. 78

El  modo  de  clasificación  según  el  mecanismo  inmunológico  que  se  desencadena  es
               autoinmunidad o hipersensibilidad tipo II, III o IV (tabla 4). Para ampliar ver el capítulo 1.4
               Hipersensibilidad.

               Las reacciones de autoinmunidad o hipersensibilidad se designan como tipo II o citotóxicas
               cuando el mecanismo que lo induce son anticuerpos (autoanticuerpos), que pueden ser de
               isotipo IgG o IgM, y que reconocen antígeno propio en la matriz extracelular o en la superficie
               de  una  célula  propia.  Estos  autoanticuerpos  pueden  inducir  la  activación  del  sistema  del
               complemento  o  la  fagocitosis  por  parte  de  células  fagocíticas.  Dentro  de  este  tipo
               encontramos enfermedades como la anemia hemolítica autoinmune, enfermedad en la que
               se producen anticuerpos frente a la superficie de los eritrocitos, y estos activan la respuesta
               inmune  dirigida  a  su  eliminación.  En  el  caso  del  síndrome  de  Goodpasture,  los
               autoanticuerpos  reconocen  colágeno  de  la  membrana  basal  en  pulmones  y  glomérulos
               renales.


               Se induce el mecanismo de activación inmunitaria y lisis de células presentes en estos tejidos,
               de manera que los pacientes experimentan disfunción renal transitoria y sangrado pulmonar.
               El  pénfigo  vulgar  está  producido  por  anticuerpos  que  rompen  las  uniones  celulares
               epidérmicas  induciendo  la  aparición  de  ampollas  en  piel  y  mucosas,  con  la  consiguiente
               deshidratación y aumento en la posibilidad de tener infecciones. El mecanismo que subyace
               en la fiebre reumática aguda está mediado por anticuerpos generados en una infección
               previa  de  garganta  por  Streptococcus  del  grupo  A.  Estos  anticuerpos  tienen  reactividad
               cruzada con propio, es decir, reconocen también otro antígeno del hospedador, en este caso
               la miosina del músculo cardiaco, donde se depositan induciendo manifestaciones clínicas
               como fiebre y carditis.

               La autoinmunidad o hipersensibilidad tipo III está mediada por inmunocomplejos circulantes,
               por la presencia de autoanticuerpos pero en esta ocasión dirigidos a antígenos solubles. Los
               inmunocomplejos se generan a una tasa superior a la capacidad que tenemos de eliminación
               y  acaban  depositándose  en  articulaciones,  glomérulos  renales,  piel  o  pequeños  vasos  e
               induciendo una respuesta inflamatoria y causando artritis, nefritis o vasculitis. Uno de los
               ejemplos más frecuentes es el lupus eritematoso sistémico (LES), enfermedad en la que
               se generan anticuerpos que reconocen estructuras nucleares de la célula como histonas o
               DNA. Estos antígenos son muy frecuentes en todo el organismo de manera que hay una
               continua  formación  de  inmunocomplejos  que  circulan  y  se  depositan  en  distintas
               localizaciones, induciendo inflamación tanto en vasos como articulaciones o riñón. La artritis
               reumatoide es un caso más complejo dado que es una enfermedad mixta tipo III y tipo IV,
               participan  inmunocomplejos  y  células  T  en  la  respuesta  autoinmune  frente  a  antígenos
               presentes  en  líquido  sinovial  y  cartílago  de  articulaciones.  Se  induce  una  lesión  artrítica
               inflamatoria, con infiltrado celular y degradación de tejido.

               Por último, las reacciones de autoinmunidad o hipersensibilidad de tipo IV están mediadas
               directamente por linfocitos T. Estas células reconocen péptidos proteicos presentados por
               células presentadoras de antígeno, de manera que su reactividad está restringida a pequeñas
               fracciones de proteína que son difíciles de localizar y describir. La diabetes mellitus tipo 1
               insulinodependiente se caracteriza por la producción de autoanticuerpos frente a células β
               pancreáticas. El páncreas se infiltra por leucocitos que inducen una respuesta inflamatoria y
               de destrucción tisular, respuesta que conlleva a un fallo en la producción de insulina y por




                                                                                                       74
   73   74   75   76   77   78   79   80   81   82   83