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HIPERSENSIBILIDAD DE TIPO III O MEDIADA POR INMUNOCOMPLEJOS CIRCULANTES

               Definición

               Las  enfermedades  inmunitarias  también  pueden  ser  producidas  por  complejos  inmunes
               compuestos  por  un  antígeno  soluble  y  un  anticuerpo  específico  frente  al  mismo;  estos
               complejos se forman en la circulación y pueden depositarse en las paredes vasculares de
               prácticamente cualquier tejido u órgano del cuerpo. El resultado de ello es una afectación
               sistémica con poca o ninguna especificidad por un antígeno localizado en un tejido u órgano
               concreto,  y  que  no  es  más  que  el  reflejo  de  los  lugares donde  se  han  depositado  estos
               complejos inmunes. Por ello, para referirnos a las enfermedades originadas a través de este
               mecanismo, utilizaremos el término de “enfermedades autoinmunes no órgano-específicas o
               sistémicas”.



               Mecanismos de lesión

               Al igual que ocurre en la HS de tipo II, los anticuerpos de los complejos suelen ser IgG o IgM
               y  los  antígenos  que  inducen  este  tipo  de  respuesta,  pueden  ser  propios  o  extraños.
               Normalmente los antígenos propios suelen ser antígenos muy bien conservados a lo largo de
               la filogenia, presentes habitualmente en el núcleo o en el citoplasma de la mayor parte de las
               células del organismo. La identificación y/o titulación en estos pacientes de diversos patrones
               séricos o tisulares de anticuerpos anti-nucleares (ANAs) o anti-citoplásmicos, a través de
               distintas técnicas de inmunofluorescencia, ha demostrado ser una herramienta muy útil en el
               diagnóstico y en la evaluación del pronóstico de muchas de estas enfermedades.

               Los inmunocomplejos muy pequeños no se depositan y los muy grandes son fagocitados
               rápidamente por los fagocitos mononucleares y se eliminan; los complejos inmunitarios que
               habitualmente se depositan son los de tamaño pequeño e intermedio. Lógicamente el grado
               de  depósito  también  viene  determinado  por  la  capacidad  del  huésped  para  aclarar  los
               complejos de la circulación, así como por las propiedades fisicoquímicas de los antígenos y
               los anticuerpos; por ejemplo, los complejos con antígenos catiónicos (como las histonas) se
               unen  con  alta  afinidad  a  componentes  con  carga  negativa  presentes  en  determinadas
               membranas  basales  ricas  en  heparán  sulfato,  como  es  el  caso  de  los  propios  capilares
               glomerulares, produciendo de forma típica una lesión tisular intensa y duradera en el tiempo.
               En el lugar de depósito de los inmunocomplejos, la lesión tisular se va a producir básicamente
               por la activación local del sistema del complemento y por el reclutamiento y activación de
               leucocitos con la consiguiente liberación de mediadores (citocinas y moléculas vasoactivas),
               fagocitosis y ADCC, todo ello por mecanismos similares a los descritos en la HS de tipo II
               (figura 3).



               Ejemplos de enfermedades autoinmunes sistémicas

                   ●  Como ocurre con muchas patologías autoinmunes, gran parte de la información que
                       hemos obtenido sobre las mismas ha sido a partir de modelos experimentales. Un
                       modelo característico lo constituye la enfermedad del suero, que puede ser aguda o
                       crónica. En la forma aguda, si administramos a un animal, por ejemplo un conejo,



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