Page 60 - ALERGIAS BÁSICAS
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una dosis única elevada de un antígeno proteico extraño como puede ser la albúmina
sérica bovina (BSA) por vía intravenosa, a los pocos días de la inyección el conejo
empieza a sintetizar anticuerpos específicos anti-BSA. Estos anticuerpos se unen a la
BSA circulante formando complejos inmunes, que suelen ser de gran tamaño.
Inicialmente estos complejos de gran tamaño se detectan en la circulación, pero poco
a poco van siendo fagocitados y aclarados del plasma por los macrófagos del bazo y
del hígado. Parte de los complejos de menor tamaño pueden depositarse en los
tejidos y activar al sistema del complemento, lo cual se va a traducir en un descenso
en los niveles séricos del mismo, típico de todas aquellas enfermedades en las que
hay un consumo importante de estas proteínas. La activación del complemento atrae
al foco de lesión células inflamatorias (sobre todo neutrófilos) y otros leucocitos, que
agravan el daño en la zona. Como los complejos se depositan sobre todo en los
glomérulos renales,
en las arterias y en la membrana sinovial, las manifestaciones anatomopatológicas y
clínicas van a venir determinadas por la nefritis, la vasculitis y la artritis. Los síntomas
suelen ser de corta duración y no suelen dejar secuelas. La forma crónica de
enfermedad del suero se produce con inyecciones repetidas del antígeno extraño, y
se caracteriza por la formación de complejos inmunes de menor tamaño que se
depositan sobre todo en los riñones, en las arterias y en los pulmones; los síntomas
son más duraderos y pueden dejar secuelas. También hay un modelo animal de
vasculitis localizada (no sistémica) producida por inmunocomplejos, y que recibe el
nombre de fenómeno o reacción de Arthus. Se produce tras la inyección de un
antígeno extraño por vía subcutánea, a un animal que previamente ha sido
inmunizado con ese antígeno. Los anticuerpos circulantes van a unirse rápidamente
al antígeno que se administra localmente, formando complejos inmunitarios que se
van depositar en las paredes de las arterias pequeñas en el lugar de la inyección,
dando lugar a una vasculitis cutánea local con necrosis.
● Hay diversas enfermedades en los humanos, que se piensa son homólogas a los
modelos animales de enfermedad del suero aguda, crónica y reacción de Arthus que
acabamos de describir. Un ejemplo típico de enfermedad sistémica autoinmune en la
que los inmunocomplejos pueden estar jugando un papel importante en su patogenia,
es el Lupus eritematoso sistémico (LES). Entre sus muchas manifestaciones clínicas,
destacan por su importancia la vasculitis, la glomerulonefritis y la artritis, que se piensa
se originan precisamente como consecuencia del daño originado por el depósito de
inmunocomplejos compuestos de antígenos propios (ADN, histonas) y de sus
anticuerpos específicos, sobre estas estructuras.
Las lesiones glomerulares del LES se asemejan en muchos casos a las observadas
en la enfermedad del suero crónica. Además del LES, entre otras vasculitis sistémicas
originadas por estos mecanismos de reacción de HS de tipo III, figuran la Púrpura de
Schonlein-Henoch, la Enfermedad de Behçet o la Crioglobulinemia.
● El depósito de inmunocomplejos formados por antígenos extraños (no propios) y sus
anticuerpos específicos, también contribuye a la patogenia de determinados casos de
Poliarteritis
nodosa (PAN), una forma de vasculitis sistémica que aparece en ocasiones como
una secuela tardía de una infección por el virus de la hepatitis B y que se debe al
depósito arterial de inmunocomplejos compuestos por el antígeno de superficie del
virus y sus anticuerpos específicos. Otro ejemplo de HS de tipo III frente a antígenos
extraños es el de las vasculitis inducidas por diversos medicamentos.
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