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ANAFILAXIA EN PACIENTES TRATADOS CON BETA-BLOQUEANTES


               En estos pacientes el riesgo de hipotensión grave, bradicardia y síntomas recurrentes es
               superior. También, el volumen de suero necesario para remontar la hipotensión arterial es
               mayor. El fármaco de elección es el glucagón, porque sus efectos inotrópico y cronotrópico
               positivos no son mediados por los receptores beta-adrenégicos. Se deben administrar 1-2 mg
               (una o dos ampollas) IV o IM en bolo, en 5 minutos y luego una infusión de 5 a 15 μg/min
               según la respuesta. En los niños la dosis es 20-30 mcg/Kg, max. 1 mg. En caso de bradicardia
               se debe administrar atropina y en caso de broncoespasmo, aminofilina.

               ACTITUD TRAS LA RESOLUCIÓN

               Los pacientes deben permanecer en observación en el hospital al menos 12 horas después
               de la recuperación, con monitorización de constantes vitales, PaO2 y ECG. El ingreso se
               debe prolongar hasta 24-48 horas en los asmáticos y en los pacientes con antecedentes de
               reacciones  anafilácticas  bifásicas.  Al  alta  se  debe  recomendar  tratamiento  con  fármacos
               antihistamínicos anti-H1 y predisona 40-60 mg/día, durante tres días. Siempre se debe remitir
               al paciente a un Servicio de Alergia para el estudio etiológico.


               PREVENCIÓN Y MEDIDAS DE AUTOTRATAMIENTO

               El  tratamiento  en  Urgencias  también  requiere  medidas  de  educación  antes  del  alta.  Es
               necesario enseñar a los pacientes a identificar los primeros síntomas de la anafilaxia y se les
               debe explicar claramente el riesgo de las que las reacciones sean recurrentes y peligrosas
               para su vida. Muchas de las reacciones anafilácticas son inesperadas y ocurren fuera del
               ámbito hospitalario, por lo que las medidas iniciales de tratamiento deben ser simples. La
               enseñanza del “auto-tratamiento” con adrenalina al paciente y/o a sus familiares debe ser
               cuidadosa, insistiendo en la necesidad de llevar siempre el autoinyector para ser administrado
               tras los primeros síntomas. En España, están comercialmente disponibles dos autoinyectores
               que dispensan 0,3 mg y 0,15 mg. La dosis de 0,15 mg puede ser excesiva para los niños de
               peso inferior a 15 kg, mientras que la dosis de 0,3 puede resultar insuficiente en los adultos,
               por lo  que  muchos  pacientes  tienen  que llevar dos  autoinyectores.  El  uso  de  ampollas  y
               jeringuillas para la administración de adrenalina provoca más errores en la dosificación y
               mayor lentitud en la administración, por lo que no es una alternativa válida al autoinyector.

               Los pacientes con riesgo de anafilaxia por alimentos, fármacos y látex deben disponer de una
               placa  de  identificación,  cuya  información  puede  salvar  la  vida  del  paciente  al  acelerar  el
               diagnóstico y el tratamiento.

               Los pacientes con anafilaxia deben evitar la administración de beta-bloqueantes, IECA y los
               antagonistas  de  sus  receptores,  IMAO  y  algunos  antidepresivos  tricíclicos.  Por  último,  el
               control óptimo del asma resulta fundamental para prevenir reacciones graves por alimentos
               en los pacientes asmáticos.










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