Page 378 - ALERGIAS BÁSICAS
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Sección IV – Capítulo 18 | ANAFILAXIA Y
REACCIONES ANAFILACTOIDES
EPIDEMIOLOGÍA
La incidencia de anafilaxia oscila entre 50 y 112 episodios por 100.000 personas/año, con
una mortalidad entre 0,05 y 2% del total de las reacciones. Actualmente su incidencia va en
aumento, principalmente en gente joven. En ocasiones la anafilaxia está infradiagnosticada,
sobre todo si es el primer episodio, entonces puede estar enmascarada por otras patologías
concomitantes, por un desencadenante no reconocido previamente o síntomas leves y
transitorios. Si se presenta con prurito, habones, y/o angioedema ayudará a realizar el
diagnóstico. Sin embargo, los síntomas de piel y mucosas pueden estar ausentes o no ser
reconocidos en un 10 a 20% de los casos. En ocasiones, la hipotensión puede ser el único
signo reconocible, sobre todo en niños pequeños o intraoperatoriamente.
La muerte por anafilaxia es bastante rara, aunque puede no ser adecuadamente reconocida
por varios motivos, como una información clínica incompleta y ausencia de detalles en el
escenario del fallecimiento (testigos, etc…). Los signos y síntomas iniciales de una anafilaxia
mortal incluyen fallo respiratorio y colapso circulatorio.
FACTORES DE RIESGO, GRAVEDAD Y MORTALIDAD
En general, los factores de riesgo que pueden determinar la gravedad de una reacción
anafiláctica dependerán del grado de hipersensibilidad que tenga el propio individuo y de la
dosis de alérgeno que entra en contacto con su organismo. Los estudios alergológicos son
predictores de la gravedad de una nueva reacción alérgica, aunque habitualmente hay una
buena correlación entre IgE específica negativa por pruebas cutáneas o pruebas “in vitro” y
ausencia de manifestaciones clínicas. Ningún nivel positivo de IgE específica o prueba
cutánea predecirá la intensidad de una futura reacción anafiláctica.
En niños, por ejemplo, la anafilaxia es difícil de reconocer porque no pueden describir los
síntomas. El flushing o la disfonía pueden pasar desapercibidos por el llanto. En adolescentes
y adultos jóvenes, el riesgo de anafilaxia está aumentado en la alergia a alimentos, porque
puede resultar difícil evitar factores desencadenantes como el ejercicio físico, por el propio
estilo de vida, o bien por no llevar adrenalina autoinyectable. Durante el embarazo, si la madre
sufre un episodio de anafilaxia puede repercutir fatalmente en el bebé o dejar graves secuelas
en el sistema nervioso central. Especialmente durante el parto existe más riesgo para la
madre debido al uso de antibióticos (beta-lactámicos) o látex (guantes). En personas
ancianas, está aumentado el riesgo por enfermedades concomitantes como la enfermedad
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