Page 343 - ALERGIAS BÁSICAS
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relación temporal con los síntomas, púrpura palpable, exantema maculopapular, y una biopsia
de las lesiones cutáneas que demuestre la presencia de neutrófilos alrededor de vénulas y
arteriolas.
La presencia de una VVSC con petequias o púrpura palpable es habitualmente el mayor
hallazgo en las VH. La biopsia de estas lesiones muestra una inflamación de pequeños vasos
sanguíneos (vasculitis leucocitoclástica), que es más prominente en las venulas
postcapilares, que puede mostrar un patrón histológico necrotizante o “no necrotizante” y que
puede tener patrón celular predominante de células mononucleares o polimorfonucleares. La
VVSC es el prototipo de una enfermedad mediada por inmunocomplejos.
La VVSC puede ser idiopática, puede estar causada por un fármaco que actúa como un
hapteno para estimular una respuesta inmunológica, o puede estar asociada a determinadas
patologías como una infección, enfermedades sistémicas y neoplásias.
Los principales hallazgos clínicos de la VH, además de las petequias o púrpura palpable,
incluyen fiebre, urticaria, artralgias, linfadenopatía, disminución de los niveles séricos del
complemento y elevación de la VSG. En la mayoría de los pacientes los síntomas y los
hallazgos analíticos aparecen entre 7 y 10 días después de la exposición al antígeno
responsable. La enfermedad habitualmente es de inicio agudo y desaparece una vez se ha
eliminado el antígeno del organismo, sin embargo pueden existir formas crónicas de la
enfermedad. La afectación visceral es rara pero puede ser severa, pudiendo afectar los
riñones, pulmón, corazón, y al sistema nervioso central.
El diagnóstico de la VH está basado habitualmente en los hallazgos clínicos y en la existencia
del algún fármaco o infección que tengan capacidad para desarrollar la enfermedad. La
biopsia cutánea muestra una vasculitis leucocitoclástica, que si se asocia con el depósito de
IgA en los pequeños vasos sanguíneos es considerada como una PHS.
La VH puede ser difícil de diferenciar de otras formas de vasculitis, particularmente cuando
existe una afectación exclusivamente cutánea.
La interrupción del fármaco o del antígeno desencadenante debería conseguir la resolución
de los síntomas en un intervalo de tiempo comprendido entre varios días hasta algunas
semanas.
El reconocimiento de una VH de etiología infecciosa debe dirigirse contra la infección
subyacente. Los tratamientos inmunosupresores con corticoides o agentes citotóxicos deben
reservarse para el pequeño subgrupo de pacientes afectos de enfermedad fulminante o
progresiva, algunos de los cuales padecen de una poliarteritis microscópica.
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