Page 178 - ALERGIAS BÁSICAS
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el ganglio esfenopalatino y se distribuyen a través del nervio nasal posterior. La inervación
               parasimpática se origina en el núcleo facial y efectúan su sinapsis en el ganglio esfenopalatino
               y  se  distribuyen  a  través  de  las  ramas  del  nervio  nasal  posterior.  La  liberación  de  los
               neurotransmisores contenidos en las terminaciones nerviosas parasimpáticas (acetilcolina,
               péptido  intestinal  vasoactivo  [PIV]  y  péptido  histidina  isoleucina  [PHI])  producen
               vasodilatación,  secreción  glandular  y  engrosamiento  de  la  mucosa  nasal.  Los
               neurotransmisores  simpáticos  (noradrenalina  y  el  neuropéptido  Y  (NPY)  presente  en  las
               terminaciones nerviosas de paredes de arteriolas, anastomosis arteriovenosas, y otros vasos
               de la mucosa nasal; producen vasoconstricción. En las terminaciones nerviosas que rodean
               el ganglio esfenopalatino y en la vecindad al epitelio y vasos se ubican los neurotransmisores
               como la sustancia P, neuroquinina A y K y CGPR, así como fibras sensoriales C procedentes
               del ganglio trigeminal que proporcionan las sensaciones de tacto, dolor, calor, frío, picor y la
               del  flujo  aéreo.  Las  respuestas  reflejas  protegen  las  vías  respiratorias  inferiores  de  la
               inhalación de irritantes químicos o físicos (figura 1).

               Las fosas nasales y los senos paranasales están recubiertos por la mucosa pituitaria que
               comprende  un  epitelio  respiratorio  cilíndrico,  seudoestratificado  constituido  por  células
               ciliadas y células caliciformes, una membrana basal, y una lámina propia o submucosa de
               tejido conjuntivo rico en fibras elásticas, tejido linfoide, glándulas mucosas, serosas, vasos
               sanguíneos  (capilares  y  plexos  venosos)  y  en  terminaciones  nerviosas.  El  epitelio  está
               protegido  por  una  capa  de  moco  que  previene  su  desecación  e  interviene  en  el
               acondicionamiento del aire.

               El  ser  humano  es  un  respirador  nasal  exclusivo  durante  los  primeros  meses  de  la  vida,
               recurriendo  a  la  respiración  oral  sería  sólo  en  determinadas  circunstancias.  La  nariz  es
               responsable

               del 50% de todas las resistencias del aparato respiratorio. En la respiración nasal en el inicio
               y fin de la fase inspiratoria se aprecia un flujo laminar y en el resto de la respiración un régimen
               turbulento.

               Diversas situaciones pueden modificar las resistencias nasales como: el ciclo nasal alternante
               de congestión y descongestión de la mucosa nasal (fenómeno fisiológico de 4-12 horas de
               duración, presente en el 70-80% de la población), la edad, el ejercicio, los cambios posturales
               y los cambios de temperatura.

               La  función  fisiológica  más  importante  de  la  nariz,  como  puerta  de  entrada  de  las  vías
               respiratorias, es analizar el aire inspirado con el fin de detectar irritantes que pueden dañar la
               vía aérea, y acondicionar el aire para que llegue a los pulmones en condiciones óptimas. En
               condiciones normales, en la nariz el aire se filtra, se humedece y se calienta y junto con las
               respuestas reflejas protegen las vías respiratorias.




               FISIOPATALOGÍA NASAL

               Atendiendo  a  los  mecanismos  fisiopatológicos  implicados  en  el  desarrollo  de  la  rinitis
               podemos distinguir dos grupos: Rinitis inflamatoria y Rinitis no inflamatoria.





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