Page 23 - ALERGIAS BÁSICAS
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de cadena pesada es lo que determina el isotipo final de la inmunoglobulina, dando lugar a
IgG1-4, IgM etc. (tabla 1).
El isotipo, a diferencia del idiotipo, no afecta a la unión del antígeno, sino que es responsable
de las propiedades efectoras del anticuerpo, concretamente la “mitad” C-terminal, también
llamada Fc, como fijar complemento y unirse a receptores que diversas células tienen en su
membrana, como neutrófilos o mastocitos (RFc).
Interacción antígeno-anticuerpo
La capacidad de un antígeno para inducir la producción de inmunoglobulinas se denomina
inmunogenicidad. Las proteínas son, en general, las sustancias más inmunogénicas. Por el
contrario, los lípidos o los ácidos nucleicos puros, los azúcares poco complejos y muchas
compuestos orgánicos naturales o de síntesis, como los medicamentos, son poco o nada
inmunogénicos. La unión natural o artificial a una proteína puede hacer, sin embargo, que
estas sustancias adquieran la capacidad de inducir la producción de anticuerpos específicos.
En general, se denomina hapteno a las moléculas que no son inmunogénicas de por sí, pero
pasan a serlo al conjugarse a proteínas. Un ejemplo de hapteno es la penicilina que al unirse
a proteínas endógenas induce la síntesis de anticuerpos anti-penicilina en algunos individuos
susceptibles.
La zona de un antígeno a la que se une un anticuerpo se denomina epítopo o determinante
antigénico. Un antígeno normalmente contiene varios epítopos distintos entre sí y, por tanto,
puede unir varios anticuerpos distintos. La unión antígeno-anticuerpo está mediada por
interacciones hidrofóbicas, de Van der Waals y otras interacciones débiles de tipo no
covalente, aunque debido a su efecto cooperativo, la energía total de la unión es fuerte. Las
moléculas de IgA e IgM pueden unirse formando dímeros y pentámeros respectivamente con
lo que se multiplica su capacidad para unir epítopos y aumentan sus capacidades efectoras.
Funciones de los anticuerpos
Las inmunoglobulinas secretadas por las células plasmáticas pueden unirse a antígenos
libres y cumplir varias funciones protectoras para el organismo. En el caso de que el antígeno
sea una toxina o un virus, pueden neutralizar su capacidad tóxica o infectiva,
respectivamente, impidiendo su interacción con receptores celulares. Cuando se trate de
microorganismos extracelulares, los anticuerpos pueden inducir la activación del
complemento y su lisis. Una función igualmente importante es la opsonización, consistente
en favorecer la fagocitosis. Se fundamenta en el hecho de que neutrófilos, macrófagos y
células dendríticas tienen RFc en su membrana para reconocer anticuerpos unidos a
antígenos. Los anticuerpos
también pueden unirse a la superficie de células tumorales o infectadas por virus para que
sean lisadas por células NK, que también tienen RFc. Esta actividad se denomina ADCC
(citotoxicidad celular dependiente de anticuerpos). De modo similar, la IgE producida en
respuesta a la infestación por helmintos activa la citotoxicidad. En este caso, sin embargo,
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