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El procedimiento en tres fases

                  El uso del microscopio óptico permite diferenciar los tipos de células presentes en el
                  líquido sinovial, así como realizar una estimación de su número. No obstante, éste cobra
                  una especial relevancia para la identificación de microcristales. Como se ha mencionado
                  anteriormente, esta técnica continúa siendo la prueba “oro” para el diagnóstico definitivo
                  de la gota y de la enfermedad por depósito de cristales de PFC, por encima de otras de
                  uso muy extendido como la radiología simple o la ecografía [7].

                  La  identificación  de microcristales mediante  microscopía óptica  es un procedimiento
                  sencillo, rápido y de fácil aprendizaje [8], que se realiza en tres fases que se detallan a
                  continuación. Su visualización e identificación es posible mediante el uso exclusivo de
                  la primera fase [9]. Las otras dos fases, especialmente la segunda, aportan información
                  complementaria y útil para una mejor caracterización de los cristales y, por tanto, para
                  el diagnóstico definitivo de las artritis microcristalinas.


                  Primera fase: microscopía de luz ordinaria

                  La luz ordinaria del microscopio óptico aporta información relativa a la morfología de los
                  microcristales. Esta primera fase es suficiente para la detección e identificación de los
                  cristales como UMS o PFC en el 96,8% de los casos [10]. Todos los cristales de UMS
                  presentan una morfología acicular (en forma de aguja), aunque pueden ser de tamaños
                  muy variables. Por su parte, los cristales de PFC son todos paralelepípedos, aunque
                  adoptan formas muy variadas (rombos, rectángulos, e incluso agujas), motivo por el que
                  su identificación puede resultar más desafiante, al poder ser confundidos con artefactos
                  o suciedad del portaobjetos o del cubreobjetos.

                  En  caso  de  no  disponer  de  los  filtros  necesarios  para  aplicar  el  resto  de  fases  del
                  procedimiento, si el primer hallazgo es un cristal en forma de aguja, se debe continuar
                  la búsqueda. Si se visualizan otros cristales de distintas morfologías, lo más probable
                  es  que  se  trate  de  cristales  de  PFC;  si  el  líquido  únicamente  contiene  cristales  de
                  morfología acicular, lo probable es que se trate de cristales de UMS. Además del cristal
                  acicular  como  primer  hallazgo,  otro  importante  desafío  en  esta  primera  fase  es  la
                  presencia, rara pero cada vez más frecuente, de ambos tipos de microcristales en un
                  mismo líquido sinovial.
                  Tanto los cristales de UMS como los de PFC pueden encontrarse tanto dentro como
                  fuera de los leucocitos del líquido sinovial, aunque existan un número escaso de estas
                  células (como es el caso de líquidos no inflamatorios o mecánicos). Una característica
                  distintiva de los cristales de PFC es su posibilidad de estar contenidas en vacuolas
                  cuando se alojan dentro de las células [11].


                  Segunda fase: microscopía de luz polarizada simple

                  Esta segunda fase del procedimiento aporta información relativa a la presencia/ausencia
                  e intensidad de la birrefringencia de los microcristales. Para obtener la luz polarizada
                  simple  rotaremos  el  filtro  polarizador  situado por  debajo de  la platina,  con  lo  que el
                  campo de visualización se tornará oscuro. Cuando la luz polarizada incide en estructuras





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