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CUADERNO DE VERANO POSTC 2021


        de honra que maneja, obliga a argumentar escabro-     de una criatura mutilada. Los hechos probados de
        samente.Por ejemplo: . ¿Puede ocultar su deshorna  las sentencias hablan de criaturas arrojadas a pozos,
        la mujer que no tiene honra? La STS de 18 de marzo  a ríos, enterradas entre el estiércol, asfixiadas nada
        de 1978 es un pequeño compendio de consideracio-      más ser alumbradas. Estudiar el infanticidio es pre-
        nes enmohecidas y dolorosas:  “No preserva su hon-    pararse para sufrir.
        ra la madre que carece de ella”.  Tampoco “quien la
        tiene perdida como en caso de vida impúdica y pú-        El TS no tuvo piedad con Rosario. El plazo de ocho
        blico deshonor”  (con la STS 30/11/27), ni la que hace  días de vida de la criatura excedía cualquier posibili-
        vida marital públicamente con un hombre ( con la  dad de considerar  a hija  como recién nacida, pese a
        23/12/46).                                            lo que había establecido la Audiencia.  El TS estable-
                                                              ció que era un tiempo suficiente para “recuperar la
           “El haber tenido un hijo anteriormente ha dado  reflexión y libertad necesarias para decidir en con-
        lugar  a  diversas  respuestas  jurisprudenciales;  la  ciencia entre el estímulo que la impulsa a matar
        que se ha inclinado que no puede alegarse en este  al fruto de su seducción, evitar con ello se haga pú-
        caso, el ánimo de ocultar la deshonra por estar ya  blica su deshonra y padezca el honor de su familia,
        perdida si se trata de madre soltera”  (  sentencia  y el da cumplir con el deber, más acorde con toda
        de 5 de febrero de 1948 ) “sólo la mujer trata de re-  conciencia honrada”.
        construir su vida, intentando conservar su coloca-
        ción como doméstica en determinada casa donde            Rosario fue condenada por parricidio. Además de
        prestaba sus servicios, estimó la existencia del in-  lo antes dicho el Supremo consideró que los esfuer-
        fanticidio, pese a otros partos anteriores, ( STS 8 de  zos de Rosario por entregar a la niña a una inclusa
        mayo de 1959).                                        difuminaba el ánimo de ocultar la deshonra.

           Con estas disquisiciones anduvo doctrina y juris-     Rosario, sin salida  y desesperada, dio un beso a su
        prudencia durante décadas.                            hija (al “fruto de su seducción” según la cruel defini-
                                                              ción del Tribunal Supremo)  y la dejó en el mar. Ro-
           Es también cierto que se  llevó a cabo un loable  sario encarna así la tragedia de cientos de mujeres
        esfuerzo en la investigación de la categoría de cul-  y de cientos de criaturas, mientras nuestra ley penal
        pabilidad en este delito. Así apuntó Muñoz Conde  protegía (naturalmente) que quedase salvaguarda-
        en los años setenta como  se generaba durante la  da la honra.
        gestación un conflicto  en la madre (entre sus debe-
        res como madre y su reputación) de tal intensidad
        que podría producir una perturbación psíquica rele-
        vante. Además de que en ocasiones, procesos carac-
        terísticos depresivos de los partos podían también
        influir en la comisión del delito. Se abría así la puerta
        a la aplicación de circunstancias como el trastorno
        mental transitorio  o el arrebato/obcecación como
        muy relevantes para graduar la reprochabilidad de
        la conducta.

           De  igual  modo  había  un  complejo  entramado
        de problemas de participación que fueron tratados
        profusamente, y de modo sorprendente, muchas
        sentencias condenaban también por delito de inhu-
        mación ilegal, contra el criterio doctrinal.

           Pero lo realmente sobrecogedor es leer los “resul-
        tandos”, los hechos probados de las sentencias que
        abordan infanticidios. Las vicisitudes de estas anóni-
        mas mujeres y de los inocentes sacrificados acaban
        haciendo mella, dejan el alma como un paisaje lu-
        nar. Hay mucho dolor en cada una de estas historias.
        Y hay una jurisprudencia de decenas de años que
        oscila entre la misericordia, la crueldad, la rigidez y
        a veces la solidaridad.  La terrible historia que refleja
        la  STS 401/1870, en la cual el alcalde de un pueblo
        descubre que un perro lleva en la boca el cadáver

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