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Las nuevas pandemias suponen un desafío para la práctica médica y ponen de
manifiesto la necesidad de una mayor interacción entre ciencia básica y aplicada. La ciencia
básica ya no está en los centros académicos y la clínica en los hospitales. Se trata de un modelo
mixto, aunque en nuestro país queda todavía mucho recorrido si nos comparamos con otros
países, como EEUU.
Dos ejemplos claros son la epidemia COVID-19 y la resistencia a los antibióticos. Estos
requieren un viaje constante de la práctica clínica a las ciencias básica y viceversa. En el caso
de la pandemia COVID-19 la literatura publicada ha sido asombrosa. Esta epidemia ha
proporcionado una gran oportunidad a los virólogos para poner en el foco las enfermedades
producidas por virus profundizando en el estudio de las mismas. Aunque la mayoría de ellos no
son patógenos para los humanos, su conocimiento podrá hacernos saber cuál es su función en
los ecosistemas en donde habitan, así como profundizar en el estudio filogenético, conocer
quiénes son sus ancestros y cuales podrán ser sus futuros descendientes. Mediante el uso de
técnicas sofisticadas, y profundizando en el conocimiento de la interacción de los virus con el
huésped, se pueden hacer predicciones que eviten grandes desastres como el ocurrido.
Hoy se está comenzando a comprender las bases genéticas de los mecanismos que
intervienen en la fase aguda de la infección por virus y en tiempo breve se podrán conocer los
mecanismos que explican porque el virus produce en ocasiones una enfermedad persistente. El
gran número de sujetos afectos en todo el mundo, está proporcionando los tamaños muestrales
más que suficientes para llevar a cabo tales estudios.
Uno de los grandes progresos que acompañará a la virología será la inmunología. Se
observa que, a igualdad de exposición, ciertos individuos resultan indemnes, otros portadores
asintomáticos (infectados) sin clínica y otros presentan manifestaciones clínicas que pueden
oscilar desde leves a severas. Ciertos individuos experimentan cuadros severos debido a un
fenómeno denominado tormenta de citoquinas que se acompaña de una insuficiencia
respiratoria. Hoy se sabe que estos individuos pueden presentar algunos trastornos de base
inmunológica como auto-anticuerpos, anticuerpo anti-interferón gamma que hace que la
evolución tenga estas características. Si se estudian los pasos intermedios que precisa el virus
para entrar en la célula y como responde el sistema inmunológico para su eliminación, existen
una serie de pasos intermedios, controlados por diferentes genes que condicionan la respuesta
al virus.
Otra observación importante realizada en la clínica es la resistencia de los gérmenes a
los antibióticos. El incremento de casos en las UVIS de individuos que padecen infecciones
severas, constituye desde hace años una alarma creciente y la OMS advierte que ésta será una
de las próximas pandemias, que, aunque de evolución más lenta causará más muertes en el
mundo que la tuberculosis e incluso el cáncer. Aunque este fenómeno ya fue puesto en el foco
por Joshua Ledeberg, premio nobel de medicina, que en 1952 observó que algunas cepas de
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