Page 15 - UMH Sapiens 03
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En la pintura Amarillo sobre el suelo,
                                                                                    Valverde saca su lado más tierno
                                                                                    para plasmar los versos del poema
                                                                                    “Me tiraste un limón”. Este tema ale-
                                                                                    gre, vivo y gracioso casi puede leer-
                                                                                    se  a  través  de  las  pinceladas  del
                                                                                    artista,  quien  refleja  ese  limón  en
                                                                                    el suelo, un suelo sencillo, con una
                                                                                    luz pura y directa que  representa la
                                                                                    vivacidad de un amor joven.




















                                                                                                    ME TIRASTE
                                                                                                     UN LIMÓN

                                                                                    Me tiraste un limón, y tan amargo,
                                                                                    con una mano cálida, y tan pura,
                                                                                    que no menoscabó su arquitectura
                                                                                    y probé su amargura sin embargo.
                                                                                    Con el golpe amarillo, de un letargo
                                                                                    dulce pasó a una ansiosa calentura
                                                                                    mi sangre, que sintió la mordedura
                                                                                    de una punta de seno duro y largo.
                                                                                    Pero al mirarte y verte la sonrisa
                                                                                    que te produjo el limonado hecho,
                                                                                    a mi voraz malicia tan ajena,
                                                                                    se me durmió la sangre en la camisa,
                                                                                    y se volvió el poroso y áureo pecho
                                                                                    una picuda y deslumbrante pena.”
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