Page 8 - Revista Ágora 2021
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CRÓNICA VIAJERA


        Otro palacio que no podemos obviar es Peterhof,  No se puede abandonar la ciudad sin pasear por
        que se alza sobre un parque repleto de casca-  ella de noche y visitar sus estaciones de metro, o
        das, fuentes y estatuas. Fue residencia de vera-  caminar por la cosmopolita avenida Nevski, con
        no de los zares.                             sus plazas y sus edificios iluminados.

        De obligada visita, el Museo del Hermitage (ima-  Hacia la  media noche debemos acudir  al  Río
        gen 4) es una de las pinacotecas y museos de la  Neva,  para  contemplar  la  solemne  apertura  de
        antigüedad más prestigiosos del mundo. Ocupa  los  puentes  levadizos, mientras  suena  música
        cinco grandes edificios, de los cuales el más fa-  de Tchaikovski a todo volumen y, una vez allí, jun-
        moso es el Palacio de Invierno.              to al río, admirar las esfinges egipcias, que los
                                                     rusos tienen a gala haber adquirido por compra,
                                                     a diferencia de lo que hicieron otras potencias
                                                     extranjeras.

                                                     San Petersburgo originariamente  se  llamó Pe-
                                                     trogrado, en honor al zar Pedro el Grande, y tras
                                                     la revolución rusa paso a llamarse Leningrado.
                                                     Su denominación actual data del momento de la
                                                     desaparición de la Unión Soviética.
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                                                     El Zar Pedro quiso que la ciudad fuera el esca-
                                                     parate de la Rusia zarista ante el mundo occi-
        Comenzó formándose a base de colecciones de   dental,  con el  que quería  rivalizar  en  grandeza
        arte privadas de los zares. Su fastuosidad interior   y  esplendor.  Arquitectos  rusos  se  desplazaron
        y exterior contrasta con el hecho de que, las vigi-  a los países europeos para estudiar sus logros
        lantes de sala suelan ser señoras jubiladas, inten-  arquitectónicos  y  también  llegaron  a  Rusia  ar-
        tando obtener un complemento para su pensión.   quitectos desde Europa, ilusionados con poder
        Puede visitarse cualquiera de sus edificios duran-  desarrollar sus proyectos al amparo de aquel im-
        te un día por unos 700 rublos. El primer jueves de   perio que podía sufragarlos.
        cada mes la entrada es gratuita, pero hay mucha
        gente.



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