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ARTE
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           Con otra mirada:
           grafitis                                                                         1






        El grafiti es... narcisismo en una nube, egocen-  colores más, un nombre. El autor, jovencísimo y
        trismo superlativo, rastros de un ‘yo’ por doquier,   solitario de 11 o 12 años, era el escritor, que no
        color en el gris de la ciudad, ritmo y música ur-  pintor, del grafiti y su nombre encerraba su vida,
        banos, mensaje,  libertad, transgresión,  estilo,   muy diferente de la que llevaba en su casa (Co-
        cultura. ¿Arte? (1)                          lleman 1982).
        En  los  años  60  Cornbread  de  Filadelfia  deci-  El solitario escritor se uniría a otros formando
        dió llamar la atención de su chica escribiendo   pequeños grupos a los que se les pondría nom-
        un mensaje en todos los espacios posibles de   bre con 4 letras  que plasmarían como sello de
        su entorno. Al mismo tiempo, en otra parte del   identidad ante otros emergentes para manifes-
        mundo,  alguien  hacía lo mismo plasmando    tar el lema que defendían y adquirir respeto ante
        el suyo en la pared de una calle desconocida.   los demás de la comunidad. ‘333’,’Xnos’ en El-
        Todo estaba inventado. Nadie tenía la primicia   che. (Juan Llorens). (2)
        de aquel hecho porque los romanos ya escribie-
        ron sus críticas e inscripciones en columnas y   La imagen del grafitero procedente de zona mar-
        losas.                                       ginal alejado de la escuela, transgresor, vestido
                                                     con tallas ‘oversice’ y firmas en su camiseta, que
        En esa década el grafiti irrumpía con una fuerza   escuchaba  música,  bailaba  break,  hacía  rap  y
        avasalladora, casi salvaje, llenando troncos de   hablaba con creativo argot, no era real porque
        árboles, puertas, cristales de ventanas de casas   podía proceder de todas las culturas, de todos
        abandonadas, vallas, vagones de metro o tren,   los horizontes, de familias humildes o no y con
        rocas y riscos de un barranco a la salida del tú-  o sin conocimientos de arte. (Pereira 2005, 34-
        nel en espacios abiertos de las ciudades.    36).

        Con un ‘tag’ se plasmaba, a velocidad del rayo   En los años 80 aparecieron grafitis en New York
        con letras difíciles de descifrar, en negro o dos   como manifestaciones artísticas de la corriente
                                                     Hip Hop. En Brooklyn y el Bronx proliferaron fir-
                                                     mas- tags- seguidas de un número referente a la
                                                     calle donde vivían sus autores, por ejemplo: Taki,
                                                     183.  Utilizaban  espray  para  sus  producciones,
                                                     más fáciles de manejar y pasaron de ser simples
                                                     nombres a ser mensajes intimistas, agresivos,
                                                     con temas políticos, contra la sociedad, contra
                                                     la policía, la corrupción reflejando los cambios
                                                     sociales del momento. Algunos simples textos,
                                                2    otros profundos o reivindicativos.


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