Page 8 - ALERGIAS BÁSICAS
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permite la eliminación de patógenos que colonicen mucosas. Estos cilios tienden a
desaparecer en las mucosas de determinadas personas, como las fumadoras o
consumidoras de alcohol. En cada localización hay una secreción permanente de distintos
productos con actividad microbicida, como son las enzimas defensinas o lisozimas, secreción
de grasa por glándulas sebácea o mantenimiento de un pH ácido que impida la proliferación
de patógenos. Por último, los microorganismos comensales, que, dentro de su nicho
ecológico, son inhibidores de la proliferación de otros microorganismos posiblemente
patógenos (tabla 1).
Por otra parte, el sistema inmune adaptativo se caracteriza por su especificidad, generación
de diversidad, tolerancia frente a las estructuras propias y capacidad de mantener la memoria
inmunológica.
Especificidad: Cada clon de linfocitos T y B expresa un único receptor proteico específico
para un determinante antigénico concreto, y distinto del receptor de otro clon celular. El
reconocimiento antigénico por parte de este receptor induce la activación del linfocito. Estos
receptores pueden distinguir patógenos o regiones proteicas que se diferencian entre sí en
unos pocos aminoácidos.
Diversidad: Los genes que codifican para los receptores antigénicos se pueden recombinar
de manera aleatoria para generar una misma estructura con diferente capacidad de
reconocimiento antigénico (antes de que la célula se encuentre con un antígeno). Este
proceso llamado recombinación somática se da tanto en el receptor del linfocito T como en el
del linfocito B. Además, los linfocitos B pueden aumentar la diversidad de su reconocimiento
antigénico gracias a pequeñas mutaciones que se introducen al azar en los genes
codificantes de su receptor, fenómeno conocido como hipermutación somática. Gracias a
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esta diversidad, tenemos un número aproximado de 10 clones celulares capaces de conocer
cada uno un antígeno diferente. Estos clones de linfocitos constituyen nuestro repertorio
linfocitario.
Tolerancia: Los linfocitos que se generan tienen que activarse frente a patógenos, pero no
deben hacerlo frente a nuestros propios órganos o tejidos, frente a los que tienen que ser
tolerantes. La capacidad de producción de distintos clones con especificidad variada podría
dar lugar a la generación de receptores que reconozcan estructuras propias y por tanto, que
se encuentren linfocitos autorreactivos en nuestro repertorio. Estos linfocitos son inactivados
y eliminados por un proceso de selección negativa que se da en órganos linfoides primarios
(médula ósea y timo) y que se llama tolerancia central, o después de su generación, por un
mecanismo paralelo en órganos linfoides secundarios, conocido como tolerancia periférica,
en el caso de que haya fallado la tolerancia central.
Memoria:Nuestro repertorio linfocitario T y B puede reconocer un patógeno, ser capaz de
activarse, y dar una respuesta. Parte de estas células respondedoras pueden permanecer en
el tiempo y de nuevo enfrentarse al mismo patógeno llevando a cabo una respuesta mucho
más eficaz y rápida, por tanto tienen capacidad de «memoria», llamada memoria
inmunológica.
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