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CUADERNO DE VERANO POSTC 2021
Con independencia de si los mecanismos em- la agencia de control de siempre, la policía, cuestio-
pleados para limitar derechos y libertades en aras de nada en diferentes aspectos. Entre ellos, su supuesta
contener el virus han sido más o menos adecuados, inactividad o ineficacia para perseguir al infractor.
su aplicación ha recaído sobre dos actores principa- En el anterior número de Post-información, so-
les: la policía y la ciudadanía. Hetero-control y auto- bre el movimiento BLM, hice mención a actuaciones
control; legitimidad y obediencia; represión y liber- quizá cuestionables, pero lo que nos ocupa aquí es
tad; cervezas en el bar o en casa. saber si realmente la policía hizo algo para controlar
a la ciudadanía, dadas las reiteradas llamadas a la
Hemos asistido a decisiones más o menos discu- necesidad de más policía y más actividad.
tibles para controlar el avance de la enfermedad a lo En este sentido, José María López-Riba nos ha
largo de estos últimos meses, pero las dos Españas acompañado e ilustrado sobre qué ha ocurrido du-
han fluctuado entre: un extremo en el que encontra- rante los meses de mayores restricciones y, a la luz
mos a las personas que consideran que no se ha he- de los datos, parece que la policía tuvo mucho, mu-
cho lo suficiente para “controlar” a los desmedidos chísimo trabajo, contrariamente a lo que el imagina-
ciudadanos, por lo que hace falta mayor control, más rio colectivo transmitía al respecto.
policía, aunque sea de balcón, y mayores sancio- También es cierto que esta actividad ha supues-
nes para concienciar a la ciudadanía; otro extremo, to un coste para la imagen del colectivo policial y
opuesto, en el que vemos a personas que reniegan para su legitimidad, pero no sabemos si es posible
de la restricción de libertades que se ha venido apli- otro modelo por el momento. ¿O sí? En la entrevista,
cando, aludiendo en casos extremos a la inexistencia nuestro experto colega nos ofrece una interesante
de la enfermedad. reflexión: en definitiva, todas las respuestas parecen
estar escritas, pero la actividad policial trasciende el
¿Qué posición ha de helarnos el corazón? ¿Existe mandato legal, sus supuestas atribuciones y va más
una tercera España al estilo de Alcalá Zamora? allá de modelos y paradigmas.
El gran dilema estriba en las consecuencias que
En un primer momento, debe señalarse que no puede tener que hagamos a la policía responsable
es infrecuente acudir a la supuesta opinión pública de velar por cualquier aspecto de la vida cotidiana,
(o a la publicada) como elemento legitimador de con causas de excepcionalidad o sin ellas: la pande-
propuestas de mayor dureza, cuantía, frecuencia o mia no durará para siempre, pero los resultados de
duración de las sanciones. Sin embargo, en términos la renuncia a derechos, garantías o libertades puede
de control penal, es altamente dudoso que esta legi- tener efectos irreversibles o, al menos, de difícil vuel-
timación tenga una base “real”: no sólo es importan- ta atrás. Y, esto, no es responsabilidad última de la
te la cantidad y calidad de información que la ciuda- institución policial.
danía tiene, sino también cuándo se pregunta sobre
el apoyo a una u otra medida, entre otras cuestiones.
A mayor abundamiento, recientes trabajos ponen Entonces, ¿de quién es la responsabilidad?
de manifiesto que existen cambios sustanciales a la
hora de apoyar mayor dureza en las medidas de re- En un primer momento, la respuesta que ha ve-
presión, en función de si la persona a la que se pre- nido manejándose hasta la fecha es que lo más im-
gunta sobre el apoyo a dichas medidas (en este caso, portante para que la COVID-19 no avance es la auto-
la prisión permanente revisable) ocupa una posición rresponsabilidad. Y, por tanto, la ciudadanía somos
u otra; esto es, según si se es un mero espectador o responsables de no sólo el control de la pandemia,
si, por el contrario, se es el protagonista. sino también de que se nos apliquen medidas más
o menos contundentes.
En fin: las dos linternas
Así las cosas, asistimos a lo que, en otros ámbitos
La corriente restrictiva de supuesto sentido co- como, por ejemplo, el de la violencia sexual, se cono-
mún también se ha visto respaldada por declaracio- ce como la “culpabilización de la víctima”. Una fan-
nes de gestores públicos demandando más policía tástica reflexión al respecto la ofreció Pablo Malo en
para controlar a la ciudadanía, con independencia su blog, en la que a colación de la falacia del mundo
del signo político. También al sentido común se ha justo realizaba esta misma comparación, concluyen-
apelado por parte de los gestores para que no se den do que el desplazamiento de la responsabilidad al
actividades legítimas y permitidas, como ciertas ma- ciudadano no sólo es injusto, sino acientífico.
nifestaciones, habida cuenta de que la salud es lo
primero, claro. Desde el punto de vista de la prevención situacio-
nal se nos presenta otro castizo dicho: “quién evita
En el centro de la vorágine “realdecretista” que la ocasión evita el peligro”. Evidentemente. A veces,
los tiempos ameritaban y de la voracidad mediática ante la imposibilidad de ofrecer mecanismos pre-
para ser los primeros en ofrecer al mundo las bon- ventivos eficaces, lo único que nos queda es indicar
dades o las carencias de las instituciones públicas, a las personas que no transiten por determinadas
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