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CUADERNO DE VERANO POSTC 2021
el suelo para que vuelva con sus padres. Y nosotros, cipamos. Y los criminólogos haríamos bien en tener
los espectadores, volvemos a entrar en tensión, ¿y si esto en cuenta y explorar cómo podemos pasar de
alguien los ve? ¿Qué pensarán? ¿Por qué se arriesga comunidades estigmatizantes, a comunidades más
de este modo con todo lo que ha pasado? Lo cier- igualitarias que reintegren.
to es que Lucas sigue, como en el supermercado, Y entonces, al llegar los créditos es cuando, con
empeñado en seguir llevando su vida como si nada temor, nos damos cuenta que quizá somos nosotros,
hubiera pasado, más ahora que se ha demostrado los espectadores, quienes al final apretamos el gati-
inocente. Y, sin embargo, algo nos sigue pareciendo llo.
raro, algo nos parece “mal”, aunque no sea la palabra Albert Pedrosa
que queramos encontrar.
Referencias:
Así llegamos al final de la película. A la cacería.
Vemos a Lucas junto a un árbol, observando a los Braithwaite, J. (1989). Crime, Shame and Reinte-
ciervos, que pasean tranquilos, sin saber que en cual- gration. Cambridge University Press
quier momento su vida terminará abruptamente. El
rostro de Lucas es sereno, y bajo la luz del atarde- LeBel, T., y Maruna, S. (2012) Life on the Outsi-
cer y el sonido tranquilo del bosque, parece enten- de: Transitioning from Prison to the Community.
der algo. Esos ciervos, antes presas, le recuerdan a él 657-683. En: The Oxford Handbook of Sentencing
mismo. Quizá si el acusado hubiera sido otro, él tam- and Corrections, Editado por Petersilia, J. y Reitz, K.
bién habría participado en la cacería. De nuevo, sin Oxford University Press.
saber por qué, la tensión crece, algo está mal, aun-
que sigamos sin saber por qué. Y de golpe lo oímos, Leighton, B. (1988). The community concept in cri-
el sonido fatal. Un disparo en forma de mensaje: No minology: Toward a social network approach. Journal
nos hemos olvidado. El triunfalismo desaparece de of Research in Crime and Delinquency, 25(4), 351-
la cara de Lucas para dejar paso de nuevo al miedo. 374. https://doi.org/10.1177/0022427888025004003
Da igual que le crean algunos, da igual que la justi-
cia diga que es inocente, porque “su mancha” nunca Levenson, J., y Tewksbury, R. (2009). Collateral da-
desaparecerá. mage: Family members of registered sex offenders.
American Journal of Criminal Justice, 34(1-2), 54-68.
https://doi.org/10.1007/s12103-008-9055-x
Sampson, R. J., Raudenbush, S. W., y Earls, F. (1997).
Neighborhoods and violent crime: A multilevel study
of collective efficacy. science, 277(5328), 918-924. ht-
tps://doi.org/10.1126/science.277.5328.918
El detalle más importante, sin embargo, es que
no vemos quién dispara. Tan solo es una sombra, una
figura que se intuye, pero no reconocible. Por qué no
importa quién sea, porque podría ser cualquiera. Esa
sombra, en realidad, somos todos, la comunidad, los
espectadores. Porque, aunque la película nos sitúa
en una posición de superioridad moral (“yo apoyaría
a Lucas”), también nos hace mirarnos al espejo y re-
conocer que el etiquetamiento, la criminalización y
exclusión de los “diferentes” son elementos que for-
man parte de nuestra sociedad y en los cuales parti-
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