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¡El ‘porque sí’ de las
cosas, ya no vale!
Aprende a responder con el método científico
. Patricia López Barceló
oda pregunta necesita una respuesta: ¿Patatas
de palo o patatas deluxe?, ¿Estudio ciencias o
letras?, ¿Qué es mejor, la PlayStation o la Wii?...
Y, como dice el refrán, las respuestas son la ma-
dre de la ciencia… ¿O no era así? Para dar res-
T puesta a todas aquellas preguntas, incógnitas o
dudas que el personal investigador se ha planteado desde
que la primera homo sapiens, llamémosle Emma, le co-
menzó a picar la cabeza y no sabía por qué ni cómo
pararlo, la humanidad ha buscado dar respuesta a todo.
Tanto es así que Emma, que no sabía por qué le picaba
la cabeza, se paró a observar la sensación y después de
pensar cómo podría acabar con ese cosquilleo incómodo,
probó a tocar la zona, y se dio cuenta que al tocar su
cabeza con los dedos y arañar suavemente la zona, el
picor desaparecía.
¿El por qué? Pues porque como Emma, tenemos inquietud,
curiosidad y ganas de dar sentido a las cosas…y también
para que nos deje de picar.
La ciencia, que es muy concreta y le gusta ponerle nombre
y apellido a todo, llama método científico al proceso y a los
procedimientos que desarrollan las personas que se dedican
a las ciencias en sus investigaciones. Esta metodología busca
explicar por qué y cómo ocurren las cosas.
Incluso tú, que estás leyendo esto, has empleado el método
científico y no lo sabías. ¿Y cómo es esto posible? Pues es sen-
cillo: solo hay que seguir 4 pasos. Y lo primero de todo, es…
¡Plantearse una pregunta! Veámoslo con un ejemplo común:
el cuidado de nuestras plantas.
El peor compromiso:
regar las plantas en vacaciones
Tu vecino es un apasionado de lo verde y ha comprado dos planta y en la tierra. Y te das cuenta de que la tierra de
plantitas naturales justo antes de irse de vacaciones, deján- las plantas está seca. Por tanto, piensas que sí, que tienes
dote a ti la tarea de cuidar las plantas para que comiences que regar las dos. Pero justo antes de ir a por la regadera
a hacerte cargo de tus responsabilidades… ¡Qué faena! caes en la cuenta de que no todas necesitan agua todos
los días, porque así lo había explicado la semana pasada
Él, que quiere mucho a sus dos plantitas, te explica la canti- el profesor de biología. Así que, tomas una decisión, vas a
dad de agua y la periodicidad con la que debes regarlas. regar solamente la que parece estar más seca y la otra no.
Pero tú, que consideras ésta una tarea sencilla, no prestas Y al día siguiente haces lo mismo.
mucha atención a lo que te dice. No te preocupes, le ocurre
a cualquiera. Pero, el tercer día, decides fijarte mejor y analizar si la de-
cisión de regar una sí y otra no está funcionando. Y como
Cuando llega el momento de cumplir con tu deber y te en- aparentemente observas que la planta seca tiene mejor
cuentras frente a las plantas, te das cuenta de que no re- presencia y la otra sigue estando bien sin agua, decides
cuerdas cuándo fue la última vez que te dijo el vecino que hacer esto hasta el día que vengan tus familiares. Al quinto
las había regado y cuándo te toca hacerlo. Qué mal mo- día, te das cuenta de que la plantita que habías dejado sin
mento escogiste para estar pensando en el fin de semana… agua se ha secado y se está muriendo. En cambio, la que
sí has regado está verde como la menta, llegando a la con-
Entonces te fijas bien y te preguntas… ¿Necesitarán agua clusión de que ambas plantas necesitan agua diariamente
hoy? Lo siguiente que haces es observarlas detenidamente. para sobrevivir. Y así es como, sin saberlo, has empleado
Te fijas en las hojas y su color, en la presencia en sí de la el método científico.
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